viernes, 4 de junio de 2021

En la ciudad de la sal (día 2)

 

Nuestra segunda jornada empezó pasada por agua, con lo que volvimos a buscar refugio en los museos de Salzburgo hasta el mediodía, cuando el temporal amainó y el sol volvió a resplandecer. El resto del día lo pasamos en el exterior, primero recorriendo los jardines barrocos del palacio de Hellbrunn, y luego dando un paseo en barco por el río Salzach. Terminamos caminando por uno de los senderos desde el que se pueden observar unas vistas inmejorables de la ciudad. Vamos a ello.



En el edificio conocido como Neue Residenz (Nueva Residencia), en la Mozartplatz, se encuentra el Salzburg Museum. Está dividido en diferentes salas temáticas dedicadas a personalidades importantes y a algunas obras artísticas remarcables en la historia de la ciudad. También hay un espacio reservado a exposiciones temporales, como la dedicada al centenario del festival de teatro de Salzburgo, que tiene lugar en estos días, y donde pasamos la mayor parte del tiempo. No solo es un repaso de los diferentes obras, autores, escenarios, atrezo o vestuario utilizado en todas estas décadas, sino que también se puede descubrir los diferentes periodos históricos han ido afectando tanto al festival como a la cultura local. 



Anexo al Salzburg Museum se encuentra el Museo Panorama donde se puede disfrutar de, no solo la pintura circular de Salzburgo y sus alrededores que Johann Michael Sattler realizó entre 1826 y 1829, sino también una serie de obras conocidas como cosmoramas en los que su hijo Hubert concentró su actividad artística. Estos cosmoramas son representaciones realistas y con todo lujo de detalles tanto de paisajes naturales como urbanísticos, con vistas panorámicas de ciudades de diversos rincones del mundo, entre las que se encuentran un par de localidades españolas. Seguro que no os cuesta identificarlas.





Para coger fuerzas y hacer algo de tiempo hasta que escampase, paramos a comer en un restaurante que de verdad recomendamos, especialmente por su servicio tan atento y la calidad de sus platos. Se llama Gasthaus Hinterbrühl, en Kajetanerplatz. Nos pedimos unos "kasnocken" (un tipo de pasta que se sirve con queso) caseros y un troncho de carne de cochinillo llamado "spanferkelhax´n resch aus dem rohr", acompañado de un "knödel". La comida estaba riquísima y, si os gusta la cerveza, recomiendo una que tienen artesana, que solo la sirven allí, al menos en Salzburgo (perdonad, pero no recuerdo el nombre, y no la encuentro ni en el menú).



Teníamos ya ganas al fin de disfrutar de un sol que se hizo de rogar durante todo el fin de semana, así que nos pasamos todo el resto del día paseando. Primero, nos fuimos a bajar la pringue a los jardines del palacio de Hellbrun, a una media hora de autobús del centro. Aquí se dan cita tanto amantes de la naturaleza como del deporte, así como personas interesadas en la historia y el arte manierista. Los aficionados al cine, en concreto los seguidores del clásico “Sonrisas y lágrimas”, también tiene un motivo para venir a este lugar, ya que aquí se conserva la glorieta de jardín donde se rodó la escena en la que la mayor de las hijas del barón Von Trapp, Liesl, pela la pava con su novio filonazi.


 





No pudimos acceder al interior del palacio de Hellbrunn, pero sí que disfrutamos de una interesante visita a una de las secciones de sus jardines llamada “los juegos del agua”. Consiste en una serie de fuentes y mecanismos hidráulicos que el primer propietario del palacio, el príncipe-arzobispo Markus Sittikus, mandó construir para que sirviera de entretenimiento a sus invitados. Cada rincón de este recorrido tiene su propia historia y, en la mayoría de los casos, se inspiran en personajes y relatos mitológicos. Durante la ruta, los operarios del recinto activan los mecanismos que impulsan los chorros de agua desde diferentes puntos, intentando dejar empapados a los visitantes.





















Tras la refrescante experiencia de las fuentes, seguimos con más agua, esta vez haciendo un pequeño crucero por el río Salzach. Hay tres recorridos diferentes, y todos empiezan en el mismo punto, al lado del puente Marko-Feingold (el peatonal que está lleno de candados). Nosotros hicimos el número 1, de una duración de 40 minutos, y que navega una distancia de unos 8 kilómetros, hasta los confines de los jardines de Hellbrunn, para luego regresar al mismo lugar de salida. Las vistas desde el barco, tanto del centro histórico, los puentes, y las montañas nevadas de los alrededores, son geniales y, además, al finalizar ponen el “Rock me Amadeus” de Falco.





Afortunados y contentos por el día tan bueno que estaba haciendo, decidimos terminarlo con una caminata al caer la tarde a través de un sendero que comienza a la altura de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (Stadtpfarrkirche Unserer Lieben Frau Mariae Himmelfahrt) y atraviesa parte de las antiguas murallas y torres de vigilancia de la ciudad. El camino pasa por el museo de Arte Moderno y finaliza en la Felsenreitschule, una de las sedes principales del festival de teatro de Salzburgo. Merece la pena recorrer esta vía, que puede hacerse en menos de una hora.




Todos los lugares y actividades que he ido relatando en estas dos entradas, así como la icónica fortaleza de Hohensalzburg (la cual comentaré en el siguiente resumen) están incluidos en la Salzburg Card, una tarjeta que permite acceder a una amplia lista de atracciones turísticas y monumentos de interés ya sea durante, 24, 48 o 72 horas. Merece de verdad la pena comprársela. Se hace todo mucho más cómodo y se ahorra dinero. Pinchando aquí podéis encontrar más información.

Nos seguimos leyendo, que paséis un buen fin de semana.


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