domingo, 30 de enero de 2022

Las vueltas que da la noria

Allá por 1945, los habitantes de Viena intentaban recuperarse de los destrozos provocados por los bombardeos durante la 2ª Guerra Mundial. Uno de los tres primeros lugares que empezaron a restaurarse, junto a la catedral de San Esteban y la Opera, fue la noria situada en el parque de atracciones del Prater, uno de los principales iconos de la ciudad y tercer punto más visitado por los turistas anualmente después del palacio y el zoológico de Schönbrunn. Este pasado viernes nos dimos por primera vez la vuelta de honor en esta atracción, la Wiener Riesenrad, imprescindible en toda lista de cosas que hacer en la capital austríaca.





La mítica noria del Prater fue inaugurada en 1897 con motivo del 50 aniversario del mandato del entonces emperador austríaco Franz Josef I. Dos años antes se había abierto al público el parque de atracciones del que ha sido símbolo hasta nuestros días. Aquella estructura tenía una altura de 64 metros, lo que la convertía en la más alta del mundo, y contaba con 30 cabinas.
Tras finalizarse su restauración en 1947, la noria se volvió a poner en marcha con la mitad de sus compartimentos por motivos de seguridad, manteniéndose este número en la actualidad.

Réplicas de las cabinas originales en el museo Panorama, en la base de la noria




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El paseo dura alrededor de 15 minutos, tiempo suficiente para poder disfrutar de unas fantasticas vistas de Viena. En el interior de cada cabina hay una mapa que ayuda a identificar los principales puntos de interés que se pueden otear desde las alturas. Si os nos quedáis contentos con la experiencia, también podéis ir más allá y reservar un compartimento especial con una mesa y asientos para poder disfrutar de una cena al mismo tiempo que la noria gira.


Hay varias curiosidades históricas en torno a la Wiener Riesenrad, como aquella ocasión en la que una directora de circo llamada Solange d’Atalide completó una vuelta completa subida a caballo encima de una de las cabinas. Esto sucedió en 1914 y era parte de la escena para una película de la época.
La famosa noria ha aparecido en otras cintas famosas, como El tercer hombre o Antes del amanecer, cuando Ethan Hawke y Julie Delpy dejan de darle al pico y se dan su primer morreo.






 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Wiener Rieserad abre todo el año a partir de las 10 de la mañana. El horario de cierre cambia en función del mes. Si tenéis la tarjeta Viena Pass o la Niederösterreich Card, podéis entrar gratis. Tenéis más información sobre esta atracción en su página oficial.

¡Feliz paseo!

Fuentes:

- Artículo en Wien.Info con 10 curiosidades históricas de la noria (en inglés)

- Información específica de la noria en la página oficial del parque de atracciones del Prater (en inglés)



domingo, 23 de enero de 2022

Orgasmo bibliófilo

No es de extrañar que en una ciudad como Viena se puedan encontrar lugares tan fascinantes como el que visitamos hace una semana y al que dedico la presente entrada. Se trata de la Prunksaal, o salón de ceremonias, de la Biblioteca Nacional de Austria, y que se considera una de las principales joyas del arte barroco europeo.



La entrada a la Prunksaal se encuentra en Josefplatz, justo debajo de una imponente estatua de Atlas, y forma parte del palacio imperial de la dinastia de los Habsburgo. En su interior se conservan más de 200000 volúmenes de diferentes temáticas y épocas históricas. Algunas de las obras más famosas se muestran en vitrinas separadas, como la Tabula Pentigeriana, un mapa de vías romanas que data del siglo XIII. Hay además cuatro enormes globos terráqueos del siglo XVIII que ilustran tanto los cuerpos celestes como los terrestres. La sala también alberga exposiciones temporales (en estos momentos hay una sobre mapas e ilustraciones del Danubio que acaba el 30 de enero).
 





 






































Más allá del valor histórico y cultural de las obras almacenadas, la sala principal de la Biblioteca Nacional tiene un remarcable atractivo a nivel artístico, como se puede apreciar en los frescos que decoran la estancia, los cuales reflejan a través de diferentes alegorías la gloria y el esplendor de los emperadores austríacos. En concreto, en el fresco del centro se representa a Carlos VI, cuya estatua ocupa el centro de la estancia.



 



Desde su inauguración, en 1726, la Biblioteca y su sala principal han resistido revoluciones, saqueos, guerras e incendios, como el de 1992, donde, gracias a la acción de los bomberos y un buen número de personas que voluntariamente ofrecieron su ayuda, se logró salvar la preciada colección (Paco Bernal lo cuenta con más detalle en este artículo en Viena Directo).





Las sensaciones que se experimentan en el interior de la Prunksaal para alguien que ha nacido, crecido y que espera también reproducirse algún día entre libros, van desde el embelesamiento hasta la impotencia por no poder estar algo más cerca de las gigantescas estanterias y no tener la oportunidad de explorarlas con más detalle. Como es lógico y esperable, solo se permite a los visitantes observar los volúmenes desde la distancia. 

No me digáis que no os dan ganas de entrar por esa puertecilla



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Aparte de la Prunksaal, la Biblioteca Nacional está compuesta por cinco museos (el de Literatura, del esperanto, de las esferas, de los papiros, y el de Historia Contemporánea) a los que se accede de forma separada, y que seguro merecen la pena visitar. Podéis encontrar más información sobre todos estos lugares en la página oficial de la Biblioteca Nacional de Austria, tanto en inglés como alemán: www.onb.ac.at


Otras fuentes:

 

domingo, 16 de enero de 2022

¡Larga vida al cementerio!

A día de hoy hay un total de 55 cementerios en la ciudad de Viena. De todos ellos, el más amplio y famoso es el Zentralfriedhof, o Cementerio Central que, pese a su nombre, no está ubicado en la zona centro sino en las afueras de la ciudad, concretamente en el distrito de Simmering. Sus 250 hectáreas (que lo convierte en el segundo de Europa por extensión) acogen unas 330.000 tumbas, entre ellas algunas de famosas personalidades de la política, la música, la literatura, y el mundo del espectáculo. Una visita a este fascinante lugar es de caracter obligatorio para visitantes y residentes de la capital austríaca.


El Zentralfriedhof fue inaugurado el día de Todos los Santos de 1874, tras el decreto imperial de trasladar los camposantos a las afueras de las ciudades. Desde sus inicios, el cementerio ha bienvenido a difuntos (y sus respectivos visitantes) de diferentes religiones y confesiones, algo que provocó cierta controversia en el momento de su apertura. Al principio se designó una zona para las tumbas de católicos, otra para los protestantes, tanto luteranos como calvinistas, y una más para los judios. Más adelante también se fueron enterrando aquí personas de religión musulmana, ortodoxa, e incluso budistas, en una sección distinguible por su característica estupa.
 


Quizás el principal atractivo del Cementerio Central y lo que más interés turístico le aporta sea la presencia de los mausoleos y tumbas de personajes históricos, entre los que destacan compositores como Beethoven, Schubert, el clan de los Strauss, Brahms, o el archienemigo de Mozart, el maestro Salieri. También hay figuras importantes de la cultura popular austríaca como Udo Jürgens o Falco, y una zona en la que están enterrados casi todos los primeros ministros y cancilleres del país. 
 


Otro de los principales puntos de interés en este cementerio, justo enfrente de la cripta de los presidentes austríacos, es la impresionante iglesia en estilo Art Noveau en honor de San Carlos Borromeo (Friedhofskirche zum heiligen Karl Borromäus). También se conoce como la iglesia de Karl Lueger, alcalde de Viena entre 1897 y 1910, y cuya sepultura se encuentra bajo el altar principal.
 

El cementerio está abierto al público todos los días de 7 de la mañana a 6 de la tarde. Existe la posibilidad de organizar visitas guiadas tanto a pie como en coche de caballo.Para visitarlo por vuestra cuenta, andando o en bicleta, calculad al menos un mañana o una tarde entera, si queréis hacerlo con calma. Para llegar con transporte público, los tranvías 11 y 71 os llevan hasta las entradas principales (puertas 2, 3 y 4). 
 
Podéis encontrar más detalles e información sobre este lugar en las siguientes fuentes:

domingo, 9 de enero de 2022

De puente a puente: Rotundenbrücke

Muy cerca de la casa de Hundertwasser se halla el puente de Rotundenbrücke, uno de los 33 que cruza el Donaukanal, que comunica los distritos 2 y 3. Al igual que ocurre con otros puentes de la ciudad, la construcción actual vino precedida de otros intentos fallidos de conectar ambas zonas, en periodos históricos y circunstancias diferentes, que repasaremos a continuación.
 

 
Allá por finales del siglo XVIII, vivía en Viena un aristócrata ruso llamado Andrei Rasumowsky que trabajaba como diplomático y representante ante el imperio de los Habsburgo de la influyente corte de los zares. Rasumowsky, que no escatimaba en gastos, se financió la construcción de un palacete neoclásico y un puentecito de piedra que conectara sus jardines con el Prater. El proyecto vio la luz en 1797 y tuvo que ser desmantelado en dos ocasiones debido primero a una fuerte helada y más adelante por el efecto de las inundaciones. Años más tarde, en 1825, se inauguraría en este mismo lugar el Sophienbrücke, en honor de la archiduquesa Sofía de Austria, hija mayor del emperador Francisco José I. Este fue el primer puente de cadenas de Viena y estuvo en funcionamiento hasta 1848, cuando fue incendiado durante los sucesos de la revolución que tuvo lugar ese mismo año.
 
Ilustración del antiguo Sophienbrücke. Fuente: www.payne.cz

Ya en 1872, con motivo de la Exposición Universal que se celebraría en Viena al año siguiente, se reconstruyó el puente que, tras la Primera Guerra Mundial, fue bautizado con la denominación que tiene en la actualidad, Rotundebrücke. Se le puso este nombre como homenaje al edificio principal de la exposición llamado Rotunde (o “rotonda”), que siguió usándose para diferentes eventos hasta el año 1937, cuando fue destruido por un incendio. En cuanto al puente, se mantuvo en pie hasta 1945, año en el que sufrió las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.
 
Imagen del edificio Rotunde. Fuente: www.geschichtewiki.wien.gv.at

La estructura que vemos hoy día no fue inaugurada hasta 1955, por el entonces alcalde la capital Franz Jonas. Es un puente de vigas que tiene una longitud de 62 metros y se usa tanto para peatones como para automóviles y transporte público, como la línea 1. 
 
 
 

 

Espero que esta entrada haya sido de vuestro interés y os haya motivado para seguir descubriendo detalles históricos de los edificios de Viena. Seguiré también este año escribiendo sobre lugares de esta ciudad de la que todavía me queda tanto por descubrir, y de los eventos que vayan teniendo lugar por aquí. Ojalá la situación se vaya normalizando cada vez más y se multipliquen de nuevo las actividades con las que poder seguir aprendiendo. Quiero ser optimista y creer que la tendencia es a la mejora, esperemos que así sea.
 
¡Hasta la próxima!
 
Fuentes: