sábado, 27 de febrero de 2021

Prater, más que un parque

 

Siguiendo con el repaso de las diferentes rutas para caminar que existen en Viena, hoy dedicaré la entrada a la que recorre uno de los lugares más icónicos de la ciudad: el Prater, famoso por su parque de atracciones y su histórico estadio. Además de ser un sitio ideal para correr, montar en bicicleta y practicar casi cualquier deporte, este parque de 1295 hectáreas incluye un enorme circuito de senderismo, donde desconectar del día a día, al alcance de cualquier residente. Hay partes del camino que son auténticos bosques y en los que, con suerte, se pueden incluso ver algunos animales salvajes, como castores, tejones o incluso cervatillos.

La ruta número 9 empieza y termina justo en la entrada más cercana a la estación de metro de Praterstern y tiene una extensión total de 13 kilómetros. El recorrido es totalmente llano y muy sencillo, con algunos caminos de tierra que se enfangan en los días más húmedos. Como podéis imaginar, hay bastantes puntos con mesas y bancos donde pararse a comer algo y descansar. El tiempo total para completar el itinerario está en torno a las 4 horas yendo a un ritmo tranquilito.




La primera parte del camino empieza recorriendo un pequeño tramo de la Hauptallee, la avenida principal, para luego meterse por un sendero a la derecha, a la altura del monumento al compositor Carl Michael Ziehrer, pasando por la llamada colina de Konstantin al lado de un pequeño estanque hasta llegar a la zona conocida como Jesuitenwiese, o prado de los jesuitas, ya que estos terrenos pertenecieron a esta congregación hasta finales del siglo XVIII. Un poco más adelante hay otra zona de prados llamada Wasserwiese que conecta con el camino de Belvedereallee el cual conduce directamente a la rotonda donde se encuentra el edificio llamado Lusthaus, traducido “casa del placer”, que servía como sala de fiestas y refugio de caza en los tiempos imperiales. Cerca de aquí hay un restaurante llamado Gösser Bierinseldonde se puede poner el sellito para los que los coleccionéis.


 

 

Puente de Konstantinsteg, construido en 1873 como parte de la Exposición Universal en Viena


La Lusthaus, actualmente un café restaurante


A partir de la Lusthaus, el sendero se introduce en una zona de bosque más espeso que se extiende hasta los confines del Prater, casi conectando con el Danubio. Si nos desviamos hacia una de las salidas en esta área, se puede ver una pagodabudista que hay al lado del río. Volviendo de nuevo a nuestro itinerario, se llega a otro templo religioso, esta vez la pequeña iglesia de Maria Grün, popular lugar de peregrinación sobre todo para la minoría de católicos croatas.



Un poco más adelante, después de la zona de Ameisweise y sus instalaciones dedicadas a la equitación, recorremos la orilla del Heustadelwasser, un arroyo que en su día estaba conectado al Danubio. Esta fue una de las partes que más me gustaron. Aquí se pueden encontrar varias especies de aves acuáticas. Poco antes del tramo final, hay una estación del tren de Liliputh, un ferrocarril en miniatura que forma parte del parque de atracciones, el colofón final de este recorrido, y del que espero poder hablar en alguna entrada futura (a ser posible cuando vuelvan a abrirlo).





Dadas las circunstancias actuales, sigo diciendo que es todo un privilegio poder estar tan cerca de zonas como el Prater y otros espacios verdes donde caminar y desconectar de las preocupaciones del día a día. He de decir que tras la pequeña racha de días soleados que hemos tenido, el aumento de las horas de luz, y la reciente ligera apertura de espacios, como museos y librerías, estamos un poco mejor de ánimos. Por otro lado, el gobierno austríaco ya ha anunciado que las personas que trabajamos en centros educativos, podremos vacunarnos a partir del lunes que viene. En unos días se supone que me enviarán ya el día y la hora de mi primera dosis, ya iré informando por aquí a ver qué tal.

Un saludo y a seguir “pa´lante”.



sábado, 20 de febrero de 2021

Réquiem por los ahogados

 

En los confines de Viena, en un rincón escondido entre almacenes industriales en el distrito de Albern a la orilla del Danubio, se encuentra el llamado Friedhof der Namenlonse o “Cementerio de los Sin Nombre”, un lugar en los que se mezcla lo lúgubre con cierto halo de romanticismo. En este terreno yacen sepultadas personas que murieron ahogadas en las aguas del Danubio y cuya identidad, en su gran mayoría, nunca se llegó a conocer. Todas ellas perecieron en el río, aunque las causas fueron variadas, primando los suicidios.














El cementerio original fue construido en 1840 y estuvo alojando los cadáveres que, o bien aparecían flotando en las orillas o eran rescatados por pescadores del lugar, hasta 1900, año en el que se trasladó a su ubicación actual debido a una inundación. Actualmente, la parte vieja está totalmente cubierta por árboles y no se conserva ninguna tumba.




En 1935, se construyó una nueva presa en el Danubio que cambió las corrientes y la fuerza de estas, lo que hizo que dejarán de aparecer personas ahogadas en esta área. Por otra parte, en 1938, el municipio de Albern pasó a formar parte de la ciudad de Viena, con lo que la gran parte de las víctimas eran trasladadas al cementerio central de la capital.

No obstante, el cementerio siguió funcionando hasta 1940, año en el que Franziska Fuchs fue enterrada aquí. Ella era la esposa del sepulturero, Joseph Fuchs, que siguió encargándose del mantenimiento de este lugar hasta su muerte. Hoy día, esta tarea la sigue realizando su hijo.

Capilla construida en 1935













Hoy día aquí ya no se oficia ningún entierro, aunque este remoto rincón sigue recibiendo visitas de curiosos, atraídos por la misteriosa atmósfera que se respira. Su popularidad creció a raíz de la película “Antes del amanecer”, de 1995, donde aparece en una de las escenas. Hay un día al año, el primer domingo después del 1 de noviembre, en el que está especialmente concurrido, y en el que los pescadores del distrito realizan una ceremonia en memoria de los fallecidos en las aguas del Danubio. Al final del ritual, se empuja una balsa con coronas funerarias río abajo, camino de Bratislava.


 













Para llegar a este cementerio en transporte público, hay que tomar el autobús 76A, que pasa con una frecuencia de una media hora, cerca de la estación de metro de Erkplatz y bajarse en la última parada. Desde aquí hay un sendero señalizado entre un almacén y un granero que conduce a este paraje único.

 

Fuentes:

http://friedhof-der-namenlosen.at/ (web oficial del cementerio, en alemán)

https://www.dark-tourism.com/index.php/15-countries/individual-chapters/109-cemetery-of-the-nameless#see (en inglés)

 

sábado, 13 de febrero de 2021

En busca de la eñe perdida

 

Si había de verdad algo por lo que esperaba como agua de mayo que volvieran a reabrir los comercios en Viena, era para poder entrar de nuevo a una librería. Ya sé que hoy día se pueden pedir libros fácilmente por Internet en varias páginas web de forma comodísima y sin tener que salir de casa, pero, la sensación de poder recorrer las estanterías, repasando títulos, comentarlos con el librero o librera, etc., es maravillosa y no se puede conseguir con la compra online. Más mágico si cabe es este momento si los libros están en mi lengua materna lo que, cuando uno se encuentra lejos de su tierra, contribuye a subir el ánimo. Así lo pude vivir el otro día en la librería “Tiempo Nuevo”, en el distrito 2, especializada en literatura en diferentes idiomas.




















“Tiempo Nuevo”, inaugurada en 2007, está localizada en Taborstrasse 17A. Está abierta de lunes a viernes de 10 de la mañana a 6 de la tarde, y también los sábados de 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Hay un rincón dedicado completamente a libros en castellano, tanto de autores españoles como de países de Latinoamérica. También tienen una sección especial con libros para niños. Además de literatura, esta librería también ofrece café, vino y otras bebidas, aunque no sé si en estos momentos funciona este servicio debido a las restricciones por el COVID.

Podéis encontrar más información en su página oficial: http://tiempo.at/






























Hasta no hace mucho existía otra librería en Viena, llamada “La Librería”, que era el lugar de referencia para los amantes de las lecturas en español, pero, lamentablemente, el local cerró por jubilación de sus dueños. Gran parte del fondo de obras fue traspasado a “Tiempo Nuevo” que a día de hoy es el único lugar (que yo sepa) donde poder acceder a obras de autores como Carlos Ruiz Zafón, Juan Gómez-Jurado o en su versión original.



























Sí todavía no habéis hecho vuestro regalo de San Valentín, todavía estáis a tiempo hoy de dar un salto a “Tiempo Nuevo”. Seguro que encontráis algo interesante para vuestra pareja o para vosotros mismos. Festividades aparte, aprovechad, de todas formas, estos días para visitar la tienda en persona porque ya se está empezando a rumorear que nos viene otro nuevo “lockdown” en marzo. Esperemos que no, pero más vale andar precavido.

Muchos ánimos y a mantener la esperanza. ¡Feliz San Valentín y feliz lectura!