Un par de días antes del comienzo de las vacaciones de otoño, el pasado 21 de octubre, celebramos en mi colegio el “Unity Day”, un día para conmemorar la unidad y el compromiso grupal ante el acoso escolar y otras formas de violencia. Hoy, tras el atentado acontecido anoche en Viena, esta misma unidad se hace más fuerte. Es natural sentirse abatido, consternado, preocupado, o atemorizado, pero por nada del mundo podemos dejar que estos sentimientos nos atenacen y bloqueen nuestras vidas. Si todos remamos unidos hacia una sociedad más justa y equitativa, no habrá terrorista que pueda acabar con nuestros valores, pero para ello hace falta, sobre todo, mucha pedagogía.
Esta misma mañana, sin ir más lejos, he tenido noticia de otro ataque del ISIS, el cual no ha ocupado tantas horas en los medios de comunicación ni en las redes sociales. 19 profesores y alumnos de la Universidad de Kabul, en Afganistán, fueron asesinados. Esto es lo que les da miedo, la educación. Esta es la mayor arma que existe contra el fanatismo y los que buscan imponer una ideología a base de amenazas y disparos. Una sociedad convenientemente formada será menos vulnerable a la radicalización, y lo saben muy bien.
Mañana habrá un minuto de silencio en todas las instituciones, incluidos los colegios, de este país y comenzarán tres días de luto oficial. Es momento de acompañar a las víctimas, por supuesto, de compartir su pesar, pero también es una oportunidad para reflexionar sobre qué podemos hacer, cada uno desde su ámbito de actuación, para hacer de esta sociedad un ente más fuerte y resiliente. El odio solo nos lleva a caer en su juego y entrar en una espiral que solo beneficia al bárbaro y al intolerante. No hablo de ir a darle un besito en la barba y ponerle una flor en el fusil, sino de actuar de modo que se garantice la cohesión y el apoyo social que necesitamos para prevenir futuras tragedias.
Espero que estéis todos bien. Muchos ánimos y muchas gracias a la gente que ha estado enviando mensajes de apoyo y preocupándose por nosotros. Estamos bien, y más fuertes si cabe.
Un fuerte abrazo.
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