Uno de los principales atractivos de Viena recae en su poblada lista de rincones, avenidas, plazas y otras localizaciones exteriores que constituyen un museo en sí mismas. Es una ciudad en la que incluso durante un confinamiento, con todo cerrado como el que teníamos hace un año, se puede seguir disfrutando de espectáculos como el que nos ofrece la Michaelerplatz, uno de los enclaves más bellos de la zona centro que repasamos en la entrada de hoy.
La Michaelerplatz o Plaza de San Miguel tomó su nombre en honor a la iglesia románica (la Michaelerkirche) que aquí se encuentra, construida en el siglo XIII, y que es una de las más antiguas de Viena. Está flanqueada por dos edificios residenciales, la Grosses Michaelerhaus (Casa Grande de San Miguel), donde residió por un tiempo el compositor Joseph Haydn, y la Kleine Michaelerhaus (Casa Pequeña de San Miguel).
Justo enfrente de la iglesia se encuentra una de las entradas del Hofsburg, el palacio donde residían los emperadores austríacos de la dinastia de los Habsburgo. Esta es sin duda la parte más llamativa a nivel estético de la plaza. Son de destacar las majestuosas estatuas que hay en la fachada, y que representan algunos de los famosos trabajos de Hércules.
En la plaza hay otros edificios remarcables como el Palais Herberstein, en su día propiedad de una familia de aristócratas y que actualmente es un bloque de apartamentos. Anteriormente, otro palacete, el Palais Dietrichstein, ocupaba este mismo lugar hasta su demolición. En sus bajos estaba el Café Griensteidl, donde se reunía la crème de la crème de la cultura vienesa del siglo XIX, entre ellos Felix Salten. Hoy día hay aquí un café con el mismo nombre pero sin ninguna conexión con el original.
Al lado del Palais Herberstein se encuentra la Looshaus, o Casa Loos, que era el apellido del arquitecto que la diseñó. Actualmente es la sede de un banco, pero en sus inicios este edificio albergó la sede comercial de la empresa Goldman & Salatsch, especializada en el diseño y confección de trajes. Cuando se inauguró, en 1912, su estilo arquitectónico modernista no convencía a los sectores más conservadores de la época, que también incluía al entonces emperador Franz Joseph. Una de sus quejas era la sobriedad de su fachada, con ventanas sin ningún tipo de decoración, lo que hizo que a esta edificación se le empezara a conocer como “la casa sin cejas”.
Por si no tuvieramos bastante con la historia contenida en los edificios que rodean la Michaelerplatz, en el centro se pueden encontrar algunos restos del antiguo asentamiento romano de Vindobona que, como en el caso de muchas ciudades fundadas por este legendario imperio, era un campamento militar que vigilaba las rutas comerciales que por aquí pasaban y que tenían al Danubio como su principal eje. Al parecer, los restos que se pueden ver en la plaza pertenecían a un antiguo burdel frecuentado por los soldados.
Si tenéis la suerte de vivir en Viena o simplemente venís de visita, el paso por Michaelerplatz no os dejará indiferente. Da igual las veces que pasees por este lugar, que siempre encontrarás un detalle interesante en el que detenerte, o un ángulo diferente desde donde observar esta maravilla de rincón. Aprovechadlo y disfrutadlo lo que podáis.
Espero que paséis una feliz semana y que el progresivo aumento de las horas de día esté ya haciendo efecto en vuestros ánimos. El fin de semana que viene no habrá entrada porque me pillará viajando por República Checa, así que nos seguimos leyendo en dos semanitas.
¡Hasta la próxima!
Fuentes:
- Artículo en Visiting Vienna (en inglés)
- Artículo en Geschichtewiki (en alemán)
- Artículo en la Wikipedia (en alemán)
- Artículo sobre el Palais Herberstein en la web de Burgen-Austria (en alemán)
- Artículo en Visiting Vienna sobre la Looshaus (en inglés)
No hay comentarios:
Publicar un comentario