Uno
de los indicativos, tanto en Austria como otros países europeos, del periodo
del año en el que estamos, es la presencia en los supermercados de unas
coloridas botellas decoradas con motivos navideños. Dentro hay un vino tinto
que se utiliza para preparar el llamado glühwein (en español se traduciría como
“vino brillante”), que se bebe caliente y mezclado con diferentes especias. Tomarse
una taza de este brebaje es en estas tierras una tradición tan navideña como decorar
el árbol o hacer regalos.
El origen de deleitarse el gaznate con vino caliente se remonta hasta la época del Imperio Romano donde se consumía una bebida llamada Conditum Paradoxum (¿paradoja condimentada?) la cual llevaba vino tinto aderezado con miel, pimienta, azafrán y otras especias. También han aparecido evidencias en forma de escritos de la producción y consumo de esta mezcla durante la Edad Media, aunque la receta más fiel a la actual no se documentaría hasta el siglo XVII en Suecia durante el reinado de Gustavo I, al cual le encantaba. Fue entonces cuando se empezaría a usar el término sueco glödgat vin o “vino caliente brillante”, que se exportaría a los países germanoparlantes como el glühwein que conocemos por aquí. Ya a finales del siglo XIX, el popular mejunje se enlazó con las celebraciones navideñas como una costumbre que pervive hasta el día de hoy.
Hay diferentes variantes del glühwein dependiendo del país en el que se consume. Desconozco, la verdad, si hay una receta genuinamente austriaca. Os voy a dejar aquí la que me pasó una amiga y que se supone que es la más habitual en estos lares. Como ingredientes necesitaréis:
- Una botella de vino tinto (75 cl)
- 6 clavos de olor
- Anís estrellado (4 piezas)
- 2 ramas de canela
- Una cucharada de azúcar moreno
- Una naranja cortada en rodajas finas
Para preparar la mezcla, se ponen todos los ingredientes en una cacerola a fuego lento, removiendo de vez en cuando para que el azúcar se disuelva. Lo ideal sería dejarlo cocinar unos 10 minutos y retirarlo antes de que empiece a hervir para que no se pierda el alcohol. Cuando esté listo, se cuelan las especias y se sirve acompañado de una rodajita de naranja de las que se han utilizado en el proceso.
Beber glühwein en casa está bien, pero lo más típico es hacerlo en los mercados navideños que, a partir de esta misma tarde, vuelven a abrir en Austria (aunque solo para las personas vacunadas), como parte del proceso de desconfinamiento que hoy empezamos. Espero que tengáis la oportunidad de disfrutar de esta tradición con alegría y, por supuesto, con moderación.
Mucha salud a todo el mundo y ánimo, que ya queda poquito para las vacaciones.
Fuentes:
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